Ciertamente, no había visto la hora, y comenzaba a oscurecer, así que debía volver a mi nido, puesto que aunque dicen que las aves tienen una muy buena vista, siempre a la hora del atardecer, aunque me distraigo con los bellos colores que presenta el cielo sobre mi ciudad Puerto Cabello, para mí la hora se convierte en gris, y se me hace difícil remontar el vuelo.
Por lo tanto decidí, regresar a mi nido y más bien contarles recuerdos de mi adolescencia de gaviota.
Recuerdo que llegamos a Puerto Cabello, mis padres, mis hermanas gaviotas y yo hace bastantes años, y encontramos una ciudad tranquila, muy pacífica y con personas amables y serviciales. Veníamos de Caracas, la capital de Venezuela, donde la vida todavía era tranquila, sin embargo también ya comenzaba a convertirse en una ciudad más cosmopólita y alborotada.
Pero de allí guardo muy buenos recuerdos que logré vislumbrar desde mi cielo, en mis vuelos; como los recuerdos de los carnavales, cuando podíamos disfrutar de los desfiles con las reinas de Carnaval donde se lanzaban caramelos a los niños que se apostaban al borde de las calles gritando "Aquí es, aquí es". Mientras paseábamos por la vía hasta La Guaira y Macuto, en el Litoral.
Pero de allí guardo muy buenos recuerdos que logré vislumbrar desde mi cielo, en mis vuelos; como los recuerdos de los carnavales, cuando podíamos disfrutar de los desfiles con las reinas de Carnaval donde se lanzaban caramelos a los niños que se apostaban al borde de las calles gritando "Aquí es, aquí es". Mientras paseábamos por la vía hasta La Guaira y Macuto, en el Litoral.
También recordamos en las madrugadas decembrinas, los padres gaviotas llevando a sus hijas al Parque de Los Caobos a ver los patinadores. Luego llegaban a casa y la madre gaviota preparaba un rico chocolate para comer con los churros comprados en el parque. ¡Qué tiempos aquellos!
Y el Colegio Nuestra Señora del Pilar, donde estudiamos. Situado frente a la iglesia de Santa Rosalía, donde habìa una plaza con inmensos árboles de caoba, que cuando florecían impregnaban de un rico aroma todo el ambiente, dejando la plaza alfombrada de sus minúsculas florecitas amarillas. Este recuerdo maravilloso sirvió de inspiración para el nombre del primer libro de poemas de esta gaviota viajera, que se titula "Perfume de caoba". En ese colegio, de monjas españolas, estudiaban para esa época los hijos de muchos artistas españoles de la televisión. Recordamos a la que más tarde sería una famosa artista, Carmen Julia Álvarez entre ellos, con la que compartimos juegos infantiles. También los hijos del locutor español Antonio Aragón. Incluso, sin ser españoles, pudimos conocer a una medio hermana de Alfredo Sadel, el cual nos obsequió su autógrafo.
Tambièn para la època de año nuevo, solìamos viajar hasta La Guaira y Macuto, llevando nuestras muñecas nuevas que el Niño Jesùs nos habìa dejado de regalo, y papà gaviota nos llevaba a almorzar al Hotel "Las quince letras"
.
Un año, recibimos de regalo unos muñecos españoles que traìan unos baùles llenos de ropa. A mi hermana gaviota mayor le dejaron a la Mariquita Pèrez y a mi, gaviota menor, me dejaron el hermanito que se llamaba Juanìn Pèrez y tambièn traìa un baùl lleno de todos los atuendos necesarios para vestirlo. En esa època eramos solamente dos hijas gaviotas, la gaviota tercera naciò mucho despuès, allì mismo en Caracas.
Tambièn para la època de año nuevo, solìamos viajar hasta La Guaira y Macuto, llevando nuestras muñecas nuevas que el Niño Jesùs nos habìa dejado de regalo, y papà gaviota nos llevaba a almorzar al Hotel "Las quince letras"
.
Un año, recibimos de regalo unos muñecos españoles que traìan unos baùles llenos de ropa. A mi hermana gaviota mayor le dejaron a la Mariquita Pèrez y a mi, gaviota menor, me dejaron el hermanito que se llamaba Juanìn Pèrez y tambièn traìa un baùl lleno de todos los atuendos necesarios para vestirlo. En esa època eramos solamente dos hijas gaviotas, la gaviota tercera naciò mucho despuès, allì mismo en Caracas.
Y un buen día, el padre gaviota decidió venir a recalar en Puerto Cabello, ciudad que hice mía, y que aún lo sigue siendo.
Muy jóven aún comencé a revolotear sobre el Liceo Miguel Peña, donde seguí mis estudios. Cuando la sede de este liceo era el edificio donde actualmente funciona la Escuela Primaria Bolivariana Juan Josè Flores, aunque en esa época se le llamaba Grupo escolar Juan José Flores.
Era director del liceo el profesor Roberto Montesinos, y sub director el profesor Perdomo. Y estoy segura que muchos de los que me estarán leyendo ahora, los recuerdan. ¿Recuerdan al profesor Perdomo cuando gritaba: ¡Saquen los cascos de la grama! al ver a los estudiantes pisando la grama de los pocos espacios verdes que había en el liceo...Y còmo le molestaba ese comentario a los chicos que se encontraban allì parados, que generalmente eran los varones, pues las chicas eramos màs "obedientes" de las normas. Estoy segura que sí, que muchos los recuerdan todavía.
Hubo en esa época muy buenos profesores, como también los hubo mediocres, pero de éstos últimos mejor es no hablar. Esos estàn olvidados. Recuerdo al profesor Zambrado (Matemàticas), al profesor Leòn (Geografìa de Venezuela), al profesor de Educaciòn artìstica no le recuerdo el nombre, porque siempre le decìamos "el calè" por su orìgen español, al Dr. Guillèn (que nos daba puericultura en tercer año, y de esa clase me escapaba para ir a conversar con mi novio, que estaba en quinto año. El Dr. Guillèn, gran amigo familiar, me enviaba a buscar, con su santa paciencia, al profesor Navarro de latìn y francès. Y en el laboratorio de Quìmica, en tercer año, mi novio escribìa mi nombre en las mangueras de los mecheros y el profesor siempre me decìa: Dìgale a su novio que no siga rayando los mecheros. ¡Què tiempos aquellos, tan inocentes y sanos! Y por favor, si alguno recuerda màs nombres, les ruego me lo informen. Recuerden escribir a cronicasdelagaviotahotmail.com
Recuerdo que en el segundo año, esta gaviota mantenìa un periòdico mural llamado "Antorcha". Pronto les colocaré una foto de ese periódico mural. Siempre me ha gustado escribir, y eso forma parte de mi vida y mi caràcter.
Y no quiero alargarles màs este vuelo, seguiremos recordando en el pròximo vuelo. Si algùn lector forma parte de esa època de nuestra vida, me encantarìa que me dejara su comentario o que tal vez me escribiera al correo que menciono en la primera pàgina, para compartir sus recuerdos. ¡Eso serìa fabuloso!
Nos encontramos en el pròximo vuelo....
Como les prometí, ésta es la editorial
de mi periódico mural " Antorcha"
de segundo año de Bachillerato
en el Liceo Miguel Peña
Foto: Paisaje con gaviotas
amablemente cedida por su autora
Luisana Saade


No hay comentarios:
Publicar un comentario