Vuelo 1


15 de Julio 2018 

                               Salí muy temprano esta mañana. Casi diría que al amanecer. Abrí mis ojos, aún con sueño y desplegué mis alas sobre el nido, ansiosa de emprender el vuelo que me llevara en un nuevo viaje. 
                                       El viaje que me permitieran mis alas. Surcar los cielos azules de mi Puerto Cabello, bajo el sol luminoso de esta mañana de Julio, antes que comenzara a abrasarme su calor. 
                               Bostecé feliz, como sólo saben hacerlo las gaviotas felices. Las gaviotas que tienen el corazón tranquilo y el ánimo firme. Y que están conscientes que ver el mundo a través de la luz, es más hermoso que verlo a través de la oscuridad. 
                     No sabía hacia dónde dirigir mi vuelo. Remonté el espacio, perdiéndome entre las pocas nubes que había a esa hora y miré hacia el horizonte. Más allá del alcance de mi vista, y me sumergí en un vuelo errático y sin destino todavía. Vislumbré bajo mis alas, aquel mundo infinitamente hermoso con el que siempre he soñado. El mundo que deseo, el mundo que visualizo y el mundo con el que pienso. El mundo que algunos se niegan a ver, pero que mi alma viajera sale a buscar para compartirla con ustedes. 
                               Volé y volé, sobre las copas de los árboles, sobre la gente indiferente a mi vuelo, sobre las calles y las avenidas, algo desiertas a esta hora.  Salí más allá de mi espacio seguro, de mi zona de confort y me atreví a volar sobre la autopista. La seguí tranquilamente en mi vuelo silencioso y después de mucho volar comencé a vislumbrar en el horizonte....¡sí!...lo ví...lo que tanto buscaba...
Aquello con lo que soñaba...lo que había anhelado con tanto empeño...y que compartiré con ustedes  en mi próximo vuelo...



Fotografia de Luisana Saade
                               

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Los viajes de la gaviota